Se levanto como cada mañana, bajo a desayunar, se lavo la cara, subió e hizo la cama.
Encendió el ordenador y puso música mientras elegía lo que iba a ponerse, se vestía y maquillaba. Como cada mañana.
Pero esta vez algo cambio. Podría ser por la música elegida o tal vez por que algo había despertado en ella, pero sintió una irrefrenable sensación que la hizo saltar, bailar, gritar y reírse hasta dolerle la tripa.
Salio de casa con una sonrisa...
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