La Época Dorada

Hoy leyendo el último post de Luna me he acordado de mi época de "pipas" (comúnmente denominada así), buena y bonita época, pero no comparable a lo que llegamos a denominar (mis amigas y yo se entiende) como "Época Dorada". Pensando en ella y aun sabiendo que debería estar estudiando he escrito esto:


Fue cuando le conocí y no es que me vaya a poner otra vez a hablar de él, nada que ver, él solo fue una de las muchísimas personas que allí conocimos y solo participo en algunos de los buenos momentos que allí vivimos...

...Yo acababa de dejarlo con la única relación estable hasta el momento, relación bastante difícil que tal vez cuente en otro momento (poco probable), y estaba celebrando mi juventud, felicidad, libertad y recién estrenada soltería. Tenía 19 años (pensándolo bien no hace tanto supongo pero han pasado innumerables cosas y por eso se me hace que hace muchísimo de esto) y acababa de descubrir la noche madrileña. Tal vez porque somos de un pueblo nos gustan los sitios pequeños (acogedores) o tal vez porque las copas eran baratas o porque no estamos hechas para el glamour, todos los fines de semana nos encaminábamos hacía el mismo bar cutre.

Pronto conocimos al camarero, un chico simpático que aceptaba con una sonrisa todos nuestros vaciles y nos los devolvía con algunas ironías. Con el tiempo mientras en un segundo plano yo me fui encandilando de él fuimos conociendo a la gente asidua del local , sobre todo a un grupo de chicos que nos encantaron desde un primer momento y con el que posteriormente hemos vivido buenos y graciosos momentos. Debo decir que también conocimos a las chicas del grupo pero no han sabido aceptarnos tan bien.

Poco a poco fuimos conociendo a los demás trabajadores del local (encargada, puerta, relaciones) y del que se encontraba enfrente que después nos enteraríamos que pertenecía a los mismos socios (uno de los cuales también llegamos a conocer), con el tiempo fueron cambiando pero con todos ellos fuimos llevándonos bien, con alguna excepción puntual. Al final acabamos entablando amistad, cerrando con ellos los locales, unas veces para quedarnos dentro tomando algo y hablando, otras para irnos juntos a otros sitios. Dicho así no se si a alguien podría parecerle que eramos las típicas que se acuestan con ellos y se les invita a copas, nada que ver, también conocimos a algunas de estas y esto hacia que nos diésemos cuenta de lo diferente que las trataban a nosotras. Con respeto y cariño. Se alegraban cuando llegábamos, ponían canciones que sabían que nos gustaban y venían a saludarnos nada mas entrar por la puerta. Tampoco voy a ir de santa, alguna si que tuvo algo con alguno para que mentir.

También debo hablar de los míticos moraditos, unos cócteles que al final solo yo conseguía tolerar siempre y cuando no me pasase en número.

Hubo gente que solo paso por allí, otra duro bastante y otra se fue al poco de llegar nosotras. Pero de todos tengo un bonito recuerdo, de la mayoría aprendí algo y con muchos sigo en contacto.